Desde tiempos remotos, el hombre ha domesticado animales susceptibles de obtener beneficios, ya sea para utilizarlos como medio de transporte, animales de compañía, vestimenta o alimentación.
El pastoreo ha sido una de las actividades más antiguas del hombre y el pastor siempre ha sido la persona que se ha dedicado a la cría, guía y cuidado del ganado al aire libre. Especialmente, referido al ganado ovino.
Sopla frío el viento. Las heladas han apagado los colores de la naturaleza hasta dejarla en una armónica combinación de retazos de colores ocres, pardos, grises y verdes somnolientos.
Con la primavera, renace la vida. Los verdes prados alegran el corazón. Nacen los corderos y llega el estío del verano. Días calurosos y noches solitarias en el campo. Siempre buscando pastos verdes donde alimentar a las ovejas.
Lejos del hogar y la familia ha sido, durante siglos, la dura vida los pastores trashumantes.
El trabajo de los pastores, que ha permanecido casi inalterado durante siglos y que ha permitido mantener vivos el paisaje y el mundo rural, se encuentra ahora en un cambio generacional.
Como todas las actividades, el pastoreo está cambiando considerablemente, dando paso a las nuevas tecnologías. Están surgiendo granjas altamente cualificadas, con alto nivel tecnológico, donde prima el bienestar animal. Preservar la pureza de las razas autóctonas, es una inquietud predominante.
Procurar nuevas razas con un mayor nivel productivo, buscando siempre la sostenibilidad.
Trabajan con universidades y empresas privadas en una simbiosis, de mutua colaboración, en el desarrollo de la prevención de enfermedades y de una alimentación más sana y equilibrada.
El pastor tradicional, como lo hemos conocido, está dando paso a un nuevo futuro.