EL CAMPO COMO METÁFORA DE LA LUZ
En época de inciertos valores y palabrería sesgada por la acumulación de información, el registro de la memoria se torna indispensable para no perder los instantes con el fin de atesorarlos y protegerlos.
La fotografía, principal valedora del recuerdo nos enseña a cuidar algo que es verdaderamente importante para todos en la vida, algo nimio, extrañamente diario a día de hoy y que nos resulta poco valioso en el momento de ejecutarlo pero que al tiempo torna en un valor que no se puede comprar y mucho menos perder.
El Álbum familiar que archiva y endulza esos momentos de alegría con los seres queridos y que resulta ser la pieza irremplazable de una casa cuando tenemos que salir corriendo con lo puesto. Ese pequeño y decisivo libro se convierte en la primera elección a salvar en caso de incendio o desgracia, y su contenido es lo primero que buscamos en caso de pérdida.
El proyecto Tierra de Campos y Palomares nace con esa misma intención, la de guardar y proteger la memoria de unos elementos arquitectónicos y del territorio que abrigan.
Piezas singulares que habitan los caminos de salida de las aldeas y pueblos de una España que no quiere ser olvidada. El abandono de estas piezas de construcción se transforma ya en algo irrecuperable para mantenerlo en pie, pero donde allí donde no se puede actuar para preservar entra de lleno la fotografía para dar sentido y recuerdo a todo ello puesto que la labor mágica de la imagen nos permitirá seguir haciendo presente algo que seguramente deje de existir, ahí está el valor de algo que no se puede cuantificar.
Dentro del trabajo y al amparo del Paisajismo Contemporáneo las fotografías rebosan un misticismo simbólico que habla de un territorio que se niega a desaparecer y que utiliza la imagen como un arma para defenderse. Registro de luz bajo una estética lineal, firme y hermosa que documenta el paso del tiempo y la degradación por olvido sin renunciar al optimismo por conservar cada metro de territorio.
Los Paisajes, acompañantes silenciosos de la arquitectura rural se muestran lineales y sobrios con un color que se contrapone y a su vez engrandece el contexto de nuestra historia.
Este Fotolibro es la metáfora de la luz que baña con su calor el campo y permite disfrutar de un aroma terso y vivo que nos acompaña con cada página. El contexto y pretexto que juegan con la sobriedad de los elementos describen la estrecha relación del autor con las huellas de un pasado que congela en tiempo y forma como una poesía de Unamuno donde describe Castilla como Tierra nervuda y enjuta.
Tierra de Campos y Palomares es una poesía de salvación que nos permite conocer y salvaguardar lo hermosa y diferente que es la tierra que nos acoge y abriga.
Javier Arcenillas es Fotógrafo, Editor y Profesor de Fotografía Documental y Paisaje Contemporáneo en la Escuela PICA