Tierra de campos

El ámbito Tierra de Campos no tiene unos límites precisos. Tradicionalmente se la identifica con el espacio antiguamente denominado Campos Góticos, pero en ellos tampoco hay unos límites definidos. Y es lógico porque hay zonas consideradas limítrofes que no se diferencian en nada de las tierras terracampinas.

Cubre parte del este de Zamora, sur de León, norte de Valladolid y oeste de Palencia.

Todo en ella es uniforme: la constitución geológica, la disposición del suelo, el cultivo, el aspecto general de los campos, la aspereza del ambiente, la descompuesta y   climatología, la ausencia casi sistemática de arbolado, la magrura de sus ríos y arroyos en cursos superficiales, la deslumbrante luminosidad del paisaje y la fisonomía de los viejos pueblos que jalonan con su rustica arquitectura, cuya principal materia constructiva es la propia arcilla del suelo endurecida al sol candente del estío.

Tierra de Campos, es un proyecto personal fotográfico que pretende dar a conocer diferentes aspectos de esta tierra. Basado en cinco pilares fundamentales:

Pastores, como una de las actividades más habituales de estas tierras, con alto arraigo histórico.

Paisaje, amplias zonas se arboladas, de bastos campos sembrados de cereales, que transmiten paz y sosiego a quien se para a contemplarlos. Una imagen con una embriaguez hipnotizadora, que te atrapa.

Palomares, como una de las construcciones más típicas de la zona que años atrás fue parte del sustento de familias y hoy abandonados una gran parte de ellos, por no ser económicamente rentables.

Aperos, son esas herramientas u objetos dejados en el campo esperando volver a ser utilizados o esos otros que han dejado de ser útiles y han pasado a formar parte del paisaje.

Pueblos medio abandonados, Si hay una zona en España donde se aprecia con toda su dureza el éxodo de las gentes a las ciudades, esa es Tierra de Campos, y con ello el abandono de muchas construcciones, que, debido a la falta de mantenimiento, se van deteriorando gravemente.

Como dice la canción popular, las casas de barro no se caen, se derriten.

O lo que sale de la tierra a la tierra vuelve.